HACE TIEMPO

 

HACE TIEMPO


Amalia bebía y bebía frente a la vieja barra, terminaba una copa y ya se servía otra, y se servía gritando y sus gritos retumbaban y se abrían paso.

Y así gritaba la dama, al compás de su propio llanto:

Hoy suelto tu mano compañero de años, nos abandonamos al viento y un huracán nos envolvió hasta sumergirnos en una tormenta de la cual salimos muertos.

Me fumé la existencia desde que partiste y me ahogué entre el humo recio del dolor, yo, yo que me había bebido la vida a sorbos sobre tu pecho, hoy toco de cerca la muerte.

Golpeo mi frente contra la pared con un movimiento lento y repetitivo, !oh! tantas veces te dije que te odiaba, sólo para que no te des cuenta cuanto dolías y terminé gritándote, dueles! dueles! dueles! por favor ya no más! ¡cuanto me dueles…!

¿Cómo pronunciaré la palabra cariño? Si faltas tu que eras su esencia… mi cariño, hoy mi gran ausencia.

Hoy suelto tu mano compañero de vida, intentaré borrar tus huellas de mis sábanas blancas, prenderé el incensario para que no quede una pizca de tu olor y no correré nunca más al sonido de la puerta.

Me abandonaste hace mucho, cuando olvidaste una caricia, un beso, un te quiero, cuando te quería hasta el final de la vida, pero tú no querías mis tiempos.

Fui la bruja de la historia, la que te quería cuando estabas con otra y te miró de frente, esa a la que rogaste para que olvide la traición y te pagó con traición, para que sepas que hay heridas que nunca cicatrizan y dolores que se vuelven latentes.

Esa que te puso el gabán cuando el frío calaba hasta los huesos y que abrigó tu alma entre cuatro paredes a la luz de las velas, hoy suelta tu mano compañero, nuestros dedos se alejan, como debió pasar hace ya tiempo...

Y gritábamos salud y ella levantaba su copa y seguía bebiendo, hasta al más fuerte del lugar, ese adiós le terminó doliendo!

Salud y adiós

Relatos de cantina

Sory


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