EL AMOR SABE A MAÍZ

 EL AMOR SABE A MAÍZ

 


Érase una vez, un pequeño grano de maíz, que después de haber salido abruptamente de los brazos de su mamá mazorca, tuvo que enfrentarse al mundo.  Creerán que al ser maíz la vida es fácil, pero nada tan lejos de la realidad...

Al principio cuando lo quitaron de los brazos de la señora Mazorca sintió mucho frío, cabe recalcar que él no salió por su propia voluntad, estaba realmente cómodo en medio de las hojas que lo acariciaban, pero una mañana sin ton, ni son, le quitaron sus cobijas verdes, entonces la mano de una obesa mujer, lo extrajo para luego soltarlo desnudo en medio de un gran tazón.

Ahí se encontró con muchos otros maicitos, todos tiernos y llorones, pero él ni una lágrima derramó a pesar de su dolores.

-¡Ey! ¡Ey! ¡Todos! ¡silencio! somos hermanos y estamos en el mismo tazón, a mamá mazorca no le hubiera gustado que lloremos, aquí nos quedaremos hasta ser maíces maduros.–

El pequeño maíz había apenas logrado que los otros maíces se calmen, cuando el puño de aquella mujer, se llevó algunos para cocinarlos, inmediatamente todos empezaron nuevamente con el llanto.  

Maíz se sintió tan devastado, que prefirió no volver a pronunciar palabra (cuentan maíces hermanos, que esa fue la única vez que lo vieron una lágrima derramar). 

Pasaron algunos días y aquella mujer sin querer les dio cuidados, los extendía en una manta y los ponía al sol para secarlos, !que bien se sentía!.

En ese lugar empezaron a crecer y se organizaron, muchos comenzaron a estudiar sobre las diferentes especies de maíz que se extendían a lo largo del planeta, maíces negros, amarillos, rojos y hasta blancos, todos distintos, todos hermanos.

Maicito I, -que es como nuestro maíz se llamó-, fue viendo las diferentes profesiones a las que cada maíz podía aspirar: Licenciado colada, Magister tostado, Técnico ensaladero y Abogado maíz dulcero. 

Había más profesiones en la lista, así Maicito I decidió ser Ingeniero harina, él soñaba con estar en una mesa y ser un codiciado pan de maíz, se imaginaba entrando al horno envuelto como una bolita para salir caliente y fragante, !ah! pero si esto no resultaba, ya estaba aprobada la universidad de la Pasta, con título de Docente en tallarín.

Sin embargo todos los planes de Maicito I habrían de cambiar, una tarde fue depositado en un frasco de vidrio bien tapado:  ¡sáquenme de aquí! gritó por horas, pero uno de sus gritos finalmente se ahogó, cuando un empaque dorado a lo lejos observó, era el empaque más bello que sus ojos habían visto, bien valía entregar la vida por aquella maravilla.

El empaque dorado se llamaba señorita Dalia Mantequilla y era nueva en la alacena, ella pronto se percató de la existencia de Maicito I y como él la miraba noche y día; así poco a poco hizo sonrojar a la señorita Mantequilla.  Las tardes se volvieron hermosas, Maicito y Mantequilla no paraban de hablar a través del cristal.

Poco les importó lo que el resto de maíces les solían gritar: ¡ustedes nunca estarán juntos! ¡un señor maíz habrá de desposar a una señorita maíz!... así el tiempo pasó, de pronto una tarde señorita Mantequilla gritó:

¡Basta Maicito I, es hora de separarnos nunca podremos besarnos!  Entonces ante la mirada atónita de Maicito I, señorita Mantequilla partió y con un cucharon en la olla se derritió.  

Maicito gritó desesperado:  ¡Amada Mantequilla, allá vooooyyy! Entonces se movió tanto, !pero tanto!, que el frasco se deslizó, los vidrios rodaron por el piso, pero Maicito se impulsó y en la olla donde estaba señorita Dalia Mantequilla aterrizó.

Segundos después, sólo ¡plop! se escuchó… y así es como nació Maíz en Mantequilla, la más alta categoría a la que cualquier maíz puede aspirar.

Cuenta la historia que muchas mamás mazorcas, aspiran a que sus hijos sean PHD Maíz en Mantequilla.

Relatos de insomnio

Sory

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