El Lameculos
Él era un lameculos, de esos que dejan limpios los traseros de los mediocres, a fuerza de limpiarlos llegó muy lejos en la vida.
Desaseado, de pelo rubio, gordo trasero y patas flacas, su opinión era bastante escasa, sin embargo su discurso lograba impresionar a todo aquel de corta inteligencia y elevado posicionar.
Adulador como lo llamaremos, logró mucho en ésta vida, viajes, becas, dinero y muchos amigos, también propiedades, lujos, abrazos y hasta grandes enemigos; todo por su fiel sonrisa y su larga lengua lista siempre para actuar.
Muchos años después, cierta tarde sombría de abril, se despertó sentado en una mecedora, satisfecho empezó a contar todos los logros que pudo abarcar:
Uno contaba y !plop! en un pequeño culo se transformaba
Dos y !plop! otro culito más,
Tres y !plop!
Cuatro y !plop!
Y así cada cosa que tenía, en culitos se convertía, era señores, ni más, ni menos, que cada uno de los culos que había tenido que limpiar para llegar hasta ese lugar.
Con los ojos bien abiertos no salía del desconcierto. Sus barbas más sucias que de costumbre, por el piso lo arrastraron, lo condujeron al baño y a fuerza de estrujarlo lo empujaron por la tubería y terminó donde debía, en una hedionda letrina, donde vio que los lamebotas, terminan siendo todos, unos verdaderos idiotas.
Relatos de circo
Sory
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